Un mugroso cuento

Eran apreoximadanmente las 7 de la tarde i Alicia, una shica extraña, con cara dulce pero mirada sombria; se dirigia a ningun lado, solo caminaba x caminar, mientras dibagaba en su mundo interior. Ni siqiera ponia atencion en los pasos qe daba, era un poco, bueno mas bien bastante distraida, no se dio cuenta qe habia una cadena atravezada, asi qe callo sin mas al suelo. Su bolsa junto con sus cosas salieron volando, se levanto, sacudio un poco sus ropas y empezo a recojer sus cosas. Justo en el momento en qe staba recojiendo su cuarderno lleno de tierra, pasaron unos shicos qe ella conocia, el el carro del primo de uno de ellos, qe acababa de llegar de sus vacasiones por Europa. Ella se levanto y se dirigio al auto. Lo primero qe vio fue a Daniel, el recien llegado de Europa, el cual le sonrio timidamente, despues miro una botella de Vodka de la mejor marca y en seguida la tomo. Las bocas de la botella y Alicia se juntaron para un embriagante beso. Despues de esto subio al auto a continuar su camino sin rumbo. Dentro del auto todo era turbio y confuso, la musica sin un sentido, humo de cigarro qe no dejaba respirar con completa libertad, la botella de vodka pasando de mano en mano, ella solo miraba x la ventana, sin mirar a nada, perdida en las imagenes qe pasaban sin detenerse. Por un segundo le paresio verse a si misma caminando x la calle, descalza i con una bata blanca de hospital. Se sorprendio i volvio la vista al interior del auto, aun lado de ella se encontraba Daniel. Le arrebato la botella y le dio un gran trago hasta terminar con su contenido. Daniel la miro de una forma en qe nunca nadie lo abia esho, sintio pureza i amor verdadero en su mirada. No se dijeron nada, pero sus labios staban acercandose poco a poco, el uno al otro. Al fin se besaron, i ese fue el beso mas sincero qe habia recibido en toda su vida. Seguian sin desirse nada i ella se recargo en sus hombros, el la abrazo con gran ternura, paresia como si se ubieran conocido desde ase musho tiempo i siempre ubieran stado enamorados. Al fin el auto se detubo i llegaron a una especie de bosqe escondido, tubieron qe saltar una alta pared, pero el lugar valia la pena el darse unos peqeños raspones. Los demas shicos se sentaron en un tronco qe se encontraba en el suelo a seguir alcoholizandose. Alicia i Daniel no se qedaron ahi, i tomados de la mano siguieron caminando hasta llegar a un peqeño lugar sin arboles, alfombrado por el pasto i totalmente iluminado por la luna. Se sentaron en el suelo i comenzaron a besarse, las manos de Daniel empezaron a explorar el cuerpo deAlicia i la tumbo sobre el pasto. Trazo un camino de besos en todo su cuerpo, la izo sentir qe se desprendia de su propio cuerpo. Escusho ruidos cerca i volteo a un lado, volvio a mirar a la chica de blanco qe se paresia a ella, la miro pasar en medio de los arboles, no le dio importancia i regreso a su stado de extasis. Todo termino i sintio como se unia de nuevo con su cuerpo. Daniel le ayudo a vestirse i siguieron tirados en el pasto, ella recostada sobre su pesho, i el abrasandola i acarisiando su cabello. Las horas pasaron, no sabian en qe lugar se encontraban ni qe horas eran, musho menos si sus amigos los staban sperando. No les importo ni temieron, era su peqeño mundo todo lo qe importaba en ese momento. Ella ya no podia estar despierta un momento mas, pues staba agotada. Le dijo a Daniel qe se dormiria un momento, el le dijo qe no se preocupara i le dio un gran beso qe la hizo sentir segura i qe nada pasaria, lo ulñtimo qe vio fueron los dulces labio de Daniel, asi ella durmio profundamente. Habia stado mui tranqila asta qe unas imagenes escalofriantes llegaron a su mente, veia luces de hospitales, sangre shorreando en un espejo, cuerpos qe caminaban, solo cuerpos qe tenian la forma de personas pero qe no paresian humanos. Se desperto gritando, staba empapada en sudor, el bosqe ya no staba, musho menos Daniel. Se encontraba en un peqeño cuarto, sin nada dentro mas qe una peqeña cama en la staba acostada, la puerta staba cerrada, las paredes cubiertas de algo qe paresia colshon, sus muñecas staban vendadas, qito las vendas qe las cubrian i descubrio unas cortadas en ellas. No entendia absolutamente nada, apenas ayer abia stado con su primer amor i hoy en ste cuarto de manicomio, sola i confundida. Se sento en un rincon, con los ojos directos al tesho, tratando de saber xq staba ahi. Nunca lo comprendio. Sus dias siguieron completamente iwales, sentada en un rincon mirando hacia el tesho, hasta qe un dia logro robarle unas pastillas mui fuertes a uno de los enfermeros, se las tomo todas. Ahi qedo tirada en el suel, con una sonrisa en sus labios, qiza abia stado de nuevo con Daniel en su peqeño mundo i el la speraba todas las noshes.